Situado en 8 hectáreas entre Limony y Vernosc-Les-Annonay, Nicolas Badel tiene una trayectoria única. Después de mantener, en una "vida anterior", una oficina de estudio en mecánica de metales, decidió convertirse a viticultura en 1999, creando una finca desde cero. Sin locales, sin vides, sin entrenamiento... aprendió en el trabajo, acompañado por un enólogo, empezando por las vides de alquiler, y suministrando sus vinos a la cooperativa durante diez años antes de volar por su cuenta desde la añada de 2010.
Sin azufre para la vinificación, sólo un poco a la puesta, sin entradas, mucha presencia en la vid, Nicolás se acerca a su oficio con una forma de evidencia que se encuentra en sus vinos.
Nicolas Badel, a diferencia de sus vecinos, no desciende de una familia de enólogos. Durante siete años, Nicolas trabajó en una oficina de estudios y métodos. Sin embargo, el deseo de trabajar en las vides se autoimbió. Rápidamente decidió cambiar su orientación y operar viñedos en alquiler con su primo Sylvain Badel. Durante dos años, llevaron a cabo sus oficios diarios, así como el de la viticultura, que practicaron los viernes y sábados.
Nicolás comenzó a plantar sus propias viñas en 2008 y fue finalmente en 2010 cuando vinificó su cosecha, ahora trabajando a tiempo completo en su pasión. La finca consta de casi siete hectáreas de viñas, tres de las cuales se encuentran en Vernosc, plantadas en Marsanne y Syrah, y cuatro hectáreas en Limony, plantadas en Viognier y Syrah, para producir el blanco y rojo San José y el Condrieu. Todo se cultiva orgánicamente, no había necesidad de conversión para la tierra de Vernosc, porque había sido sin explotar durante el tiempo suficiente. Este viñedo hecho por el hombre le permite ser preciso en su trabajo en el viñedo. Domina la hierba adaptada, el trabajo de los suelos en la fila, la cosecha en verde y la estimulación de las defensas inmunes de la vid. A continuación, las uvas se benefician de un acompañamiento exigente hasta el embotellado.
Una bomba aromática que comienza en cereza fresca y violeta.¡Una joya para compartir con amigos!
En nariz tiene aromas de madreselva y azahar con toques de albaricoque y pera jugosa. En el paladar, el vino es generoso con una mineralidad equilibrada y precisa.Un vino largo y codicioso
Este Saint-Joseph es un zumo fresco y acidulado, en el que los aromas de frutas rojas y ruibarbo se mezclan con especias y notas florales.
Una textura completa, una boca caracterizada por una mineralidad increíble que resulta en una gran frescura. Final largo y picante que coloca este vino al nivel de los más grandes San José!
El abuso de alcohol es peligroso para la salud, consuma con moderación.
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