Olivier Rivière forma parte de la nueva generación de talentosos bodegueros de Rioja, miembro del colectivo "Rioja n' Roll", y es sin duda alguien que está elaborando los vinos más interesantes de Rioja en la actualidad.
Mientras que los de la región suelen estar jerarquizados según una maduración más o menos larga (joven, crianza, reserva, gran reserva), los vinos de Olivier se inspiran en el modelo borgoñón y sus clasificaciones específicas para cada terruño (denominación genérica, comunal, premier cru y grand cru).
Sus vinos son minerales, finos y raudos. Busca la frescura, el equilibrio y la conservación de la fruta.
Nacido en Cognac, Olivier Rivière estudió enología en Montagne Saint-Emilion antes de trabajar con Elian Da Ros en Côtes du Marmandais y con Lalou Bize-Leroy (Domaine Leroy, antiguo codirector de Romanée-Conti) en Borgoña. En 2004, dejó de lado sus planes de comprar viñedos en Fitou cuando Telmo Rodríguez, una figura destacada del vino español, le invitó a Rioja para ayudarle a convertir sus viñedos a la viticultura biodinámica, un método de cultivo que Olivier domina a la perfección.
Conquistado por los terruños y las viñas viejas de la región, fue en 2006 cuando decidió montar su propio negocio y alquilar una pequeña parcela de viñas. Ahora posee 10 hectáreas de viñedos, que complementa con viñas arrendadas y con la compra de uvas. Todos los viñedos se cultivan en agricultura biodinámica o ecológica. Los suelos son principalmente calcáreos y arcillosos sobre una base de arenisca, a veces arenosos o con grava.
En la bodega, el trabajo es decididamente borgoñón. La vinificación es poco intervencionista, las uvas se despalillan a menudo, pero a veces están enteras, dependiendo de la variedad de uva y de la añada, y las fermentaciones se realizan sin ningún tipo de aportación, salvo que los vinos se sulfitan mínimamente en el embotellado. Los vinos se envejecen en cubas, tinas o demi-muids, con muy poca madera nueva para preservar la frescura de la fruta.
Mientras que las de la región suelen estar jerarquizadas según una maduración más o menos larga (joven, crianza, reserva, gran reserva), las cuvées de Olivier se inspiran en el modelo borgoñón y sus clasificaciones específicas para cada terruño (denominación genérica, comunal, premier cru y grand cru).
Como apunte: cuando la filoxera -el temible pulgón devorador de la vid- atacó los viñedos de Burdeos en la década de 1860, los viticultores bordeleses, como buenos empresarios, tuvieron que buscar vinos de otras regiones para abastecer sus mercados. Inyectando capital y compartiendo su saber hacer, contribuyeron a revolucionar el estilo y la calidad de los vinos de Rioja, que por entonces producía grandes volúmenes de piquetes para abastecer al campesino y al obrero. Ciento cincuenta años más tarde, Olivier Rivière elabora vinos cuya expresión franca y afrutada, ardor y carácter natural destacan del estilo ahora anclado en la tradición y del que López de Heredia representa la quintaesencia.
Un buen ejemplo de vino que quita la sed, con una ligera quemadura de sol.
Aromas de fruta roja madura, muy floral, con predominio de la violeta. En boca es fresco y sabroso, con notas de fresas, moras y matices especiados.
Aromas de fruta blanca que se mezclan perfectamente con las notas tostadas de la maduración.Equilibrio perfecto entre expresión afrutada y frescura.
El abuso de alcohol es peligroso para la salud, consuma con moderación.
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